lunes, 22 de noviembre de 2010

ARTE POST - IMPRESIONISMO

El Postimpresionismo, término que engloba los diferentes estilos pictóricos que sucedieron en Francia al impresionismo, entre 1880 y 1905 aproximadamente. Fue acuñado por el crítico británico Roger Fry en 1910, con motivo de la exposición celebrada en Londres de pinturas de Paul Cézanne, Paul Gauguin y Vincent van Gogh. Además de estos tres artistas, también se incluyen en esta corriente Henri de Toulouse-Lautrec y Georges Seurat.
Aunque los postimpresionistas basaron su obra en el uso del color experimentado por los impresionistas, reaccionaron contra el deseo de reflejar fielmente la naturaleza y presentaron una visión más subjetiva del mundo.
La obra de Cézanne, Gauguin y Van Gogh se caracterizó por un uso expresivo del color y una mayor libertad formal. Cézanne se interesó por resaltar las cualidades materiales de la pintura, representando seres vivos y paisajes, volúmenes y relaciones entre superficies, como en Pinos y rocas (1895-1898, Museo de Arte Moderno, Nueva York). Su interés por las formas geométricas y la luz prismática inherente en la percepción de la naturaleza anticipó los experimentos del cubismo.
Gauguin, en un intento por conseguir la capacidad comunicadora del arte popular, se centró en la representación a base de superficies planas y decorativas, como se aprecia en la obra Calvario bretón (1889, Palacio de Bellas Artes, Bruselas). Van Gogh, por su parte, se aproximó a la naturaleza con vigorosas pinceladas coloristas, evocadoras de las emociones internas del artista. Su experimentación subjetiva, ejemplificada en Noche estrellada (1889, Museo de Arte Moderno de Nueva York), preludió el expresionismo. Toulouse-Lautrec estuvo fuertemente influido por las composiciones lineales de los grabados japoneses, y su obra se caracterizó por los intensos grabados de contorno y los colores planos.
  1. Paul Cézanne (1839 – 1906) representa la primera reacción importante contra el Impresionismo al abogar por un más adecuado tratamiento de la forma y el volumen. Su consideración de que todas las formas naturales podrían reducirse a la combinación de esferas, conos y cilindros, le convierte en un precursor del cubismo. En sus bodegones, naturalezas muertas, paisajes y retratos dio muestras de una gran sabiduría compositiva y de una enorme autonomía frente a la realidad. Entre sus obras más conocidas se cuentan: Las bañistas, Jugadores de cartas, Jarrón azul, La casa del ahorcado y El muchacho del chaleco rojo.





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